lunes, 27 de julio de 2009

hombre encerrado

por Carolina Aguirre



No sé si los hombres cambian. Sé que nosotras sí. Cada vez que una mujer se enamora o conoce a alguien especial, hay pequeños detalles que la ponen en evidencia: la forma de acomodarse el pelo, el suave sonido de su risa o cuánto tararea una canción. Yo pienso que son diez, pero debe haber un millón. Un millón de pistas para saber cuándo hay hombre encerrado y cuándo no:


1. Desaparece los fines de semana. Deja de llamar los domingos a la tarde.

2. Sorprende con planteos extraños sobre su personalidad: “¿A vos te parece que yo no se escuchar?” “¿Yo estoy a la defensiva con los hombres?”

3. Se maquilla y deja las zapatillas. Quizás se cambia el corte de pelo por uno más moderno.

4. Si tiene un blog, deja de postear. (Vuelve cuando corta, y escribe interminables avalanchas de preguntas retóricas y reflexiones negras)

5. Pregunta reiterativamente que novedades tenés, si pasó algo, cómo marchan tus cosas.

6. Hace comentarios misteriosos acerca del futuro: “Nunca sabe que puede pasar”, “No se que será de mí el año que viene”.

7. Habla de lugares nuevos, a los que es poco probable que haya ido sola: restaurantes en el río, cenas arriba de un barco, ferias de diseño.

8. Abandona una vieja costumbre: deja el café, el cigarrillo, cambia de compañía telefónica.

9. Revela mitologías demasiado precisas: “Ni loca me compro un televisor de plasma. Duran 2 años máximo ¿No sabías? El 85% de los televisores de plasma tienen una vida útil de 3 años y medio. Salvo "Mitsukusisisi", la segunda marca de "Sansei". Esos duran diez, porque la pantalla tiene litio afgano”

10. Canta mientas trabaja.

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