
Me remonto a mi propia historia y pienso que mi vida se la debo más a la imaginación que a los conocimientos. Ella no sólo te auxilia en problemas prácticos-materiales, sino también en los laberintos psicológicos en los que a veces cualquier ser humano se puede ver envuelto. Parafraseando el título del libro llamado "Más Platón y menos Prozac", se me ocurre que aquel libro también hubiera podido llamarse "Más imaginación y menos Prozac", porque aunque supongo que la imaginación por si sola no resuelve problemas psicológicos, estoy segura de que es de gran ayuda. Como lo que se dice del dinero, que no da la felicidad, pero si no, lo que produce es tan parecido, que se necesita a un especialista en el tema para saber reconocer la diferencia.En definitiva: que no nos da la solución a todo, pero con imaginación se dispone de una herramienta importantísima, y si se utiliza, más de la mitad del camino estará ganado.